Romanos 8:22-23 presentan una realidad casi inexplicable y hasta aparentemente incoherente, sin embargo tal como se verá aquí, esta es una realidad lógica y totalmente natural. La Biblia inicia revelando un medio ambiente perfecto (cf. Gen 1:31) y aún cuando termina con esa misma imagen (Apo 22:1-5), es categórica al anunciar la condición actual de ella: Dios dijo al hombre “maldita será la tierra por tu causa” (Gen 3:17). Por lo tanto, es posible afirmar que el medio ambiente sufrió una transformación degradante y humillante, pero no a consecuencia de su decisión, pues ella no puede tomar decisiones, sino a consecuencia de una decisión tomada por la corona de la creación, el ser humano. Desde ese primer momento hasta el día de hoy, años, siglos y aún milenios han pasado, sin embargo, la interdependencia evidenciada entre consecuencia y decisión, que existe en la relación ser humano-creación no ha cambiado.
Los cambios climáticos, se deben a decisiones humanas, así mismo la desaparición de bosques —los pulmones del mundo— la extinción de especies animales, la contaminación de las fuentes de agua y aún la aparición de nuevas y terroríficas enfermedades, también responden a decisiones humanas. Tal vez sea eso por lo que Pablo afirmar que “toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Rom 8:22). Ella —la creación— no tiene la culpa, pero sufre y gime a causa de su sufrimiento sin culpa, sin embargo, parece ser que este es un gemido silencioso, uno que el ser humano no escucha, o al menos que la mayoría de los seres humanos no pueden escuchar. Pero aún cuando el ser humano no escuche —ya sea de forma voluntaria o involuntaria— este gemido de dolor, Dios el creador, quien escucha toda oración y suplica, también escucha este gemido silencioso, producido por el desenvolvimiento del ser humano en Su medio ambiente, es decir en el medio ambiente, creado por Dios y puesto al servicio y cuidado del ser humano (cf. Gen 2:15).
Esto da sentido a uno texto juanino que afirma categóricamente que “la ira de Dios ha venido” y que, con ella, también el tiempo de “destruir a los que destruyen la tierra.” (Apo 11:18). Por lo tanto, quien protege la tierra evidencia la protección divina, pero quien la destruye, evidencia su propia destrucción. Elije hoy cual será tu destino final.